Espiritualidad del Cooperador Avemariano:
la Encarnación del Verbo
La Virgen María es la Madre de Dios
María, que es verdadera Madre de Jesús, es verdadera Madre de Dios,
porque Cristo, nuestro Redentor, es al mismo tiempo Verdadero Dios y Verdadero
Hombre.
Este es el misterio principal y central de la vida de Santa María, del
cual derivan y se fundamentan todos sus privilegios y todas sus perfecciones.
Al decir que María es Madre de Dios se afirman dos verdades:
a) María es verdadera Madre;
b) María es verdadera Madre de Dios.
María es verdadera Madre
Decir que María es verdadera Madre, significa que Ella contribuyó a la
formación de la naturaleza humana de Cristo, del mismo modo que todas las
madres contribuyen a la formación del fruto de sus entrañas. María es verdadera
Madre porque Jesús es verdadero Hombre.
Jesús, en cuanto hombre, toma su cuerpo de María Santísima en el tiempo,
y así lo ha expresado la fe de la Iglesia, recogida en el número 16 del
Catecismo de San Pío X: "El Hijo de Dios se hizo hombre tomando, en las
purísimas entrañas de la Virgen María, por obra del Espíritu Santo, un cuerpo
como el nuestro y un alma como la nuestra".
María es verdadera Madre de Dios
Fuente de inspiración: La
Encarnación del Verbo
La espiritualidad, se fundamenta en la Encarnación del Verbo,
que bajó a la tierra para regenerar al hombre, elevándolo, al unir la segunda
persona de la
Santísima Trinidad con la humanidad, haciéndose igual a
nosotros en todo, menos en el pecado.
El Cooperador Avemariano necesita aprender de esa fe en Jesús que le llama, a Quien sirve, y por Quien es cuidado.
El Cooperador
Avemariano se esfuerza por ser digno del nombre de Avemariano honrando a la Santísima Virgen
con sus actuaciones, conducta y su fidelidad a la voluntad de Dios, expresada a
través de la Iglesia.
Pide la fuerza
necesaria para comprometerse, de manera concreta, en la formación humana y
cristiana de niños y jóvenes; así como, en la defensa de la familia para
restaurarla en Cristo.
Aprende cada
día, en la Palabra
de Dios a asimilar las lecciones de humildad, pureza, obediencia, sacrificio,
sencillez, observancia, constancia y entereza de Cristo y de María en el
misterio de la Encarnación. Estatuto, Art. 11.
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